Descubro ante mí un paisaje de verde hierba y flores multicolores, enmarcado en un horizonte montañoso de cumbres nevadas, resuena a mis pies el crepitar del río. Extiendo mi mano mientras levanto la vista al cielo azul eléctrico y siento la brisa jugueteando entre mis dedos y, cuando el aroma a lavanda y espliego se empieza a apoderar de mis sentidos, un rayo de sol furtivo me golpea los ojos y me obliga a abrirlos a mi eterna realidad.
Cruel y pérfida Aurora!, que día tras día me robas la libertad despertándome a mi descarnada existencia, confinándome a la alcoba oscura y gris de mi alma, sin puerta para escapar, sin ventana para la esperanza, sin respiradero por donde pase el aire que me de calma.
Que la descuelguen del cielo!
Que no permitan su llegada!
Que se me rompe la vida
al despuntar el alba!
In Mémore
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