Cuevas de Naica






Hace 26 millones de años, una bolsa magmática caliente ascendió desde el interior de la Tierra hasta encajarse a unos 2,5 klm de la superficie. En su ascenso, empujo las rocas sedimentarias superiores – fundamentalmente calizas – formando la sierra de Naica (en México), y a la vez la preño de fluidos de alta temperatura ricos en minerales. Aun hoy, los rescoldos de ese magma, ya muy apagado, son los responsables de la anomalía térmica que existe en Naica.








Ojo de la Reina fue la primera cueva descubierta –antesala de la Cueva de los Cristales-. Fue bautizada así ya que, la pequeña abertura por la que se accede a ella, asemeja a un ojo humano. En su interior abunda una forma de cristalización de la selenita que recuerda a los dientes de tiburón.



La Cueva de los Cristales es una gran cavidad en la roca caliza de unos 10m de ancho por 30 de longitud que se encuentra a 290 metros de profundidad, con una temperatura de 35ºC y una humedad del 45%. El suelo de la cavidad aparece cubierto de enormes bloques cristalinos e incoloros perfectamente facetados. Otros cristales sobresalen de las paredes y del techo, alineados a lo largo de finas grietas, que, junto a las fracturas y fallas principales, eran lugares preferentes para la circulación del agua en la roca. De los bloques y del suelo emergen enormes cristales transparentes de casi un metro de ancho que vuelan sobre la cueva alcanzando longitudes de más de 10 metros. Los cristales de yeso de gran tamaño reciben el nombre de Selenitas, –en la mitología griega Selene- en alusión al brillo de la luz de la Luna que poseen.




La Cueva de las Espadas, situada a 120metros de profundidad, ya se conocía desde principios del siglo pasado. Una angosta galería permite el paso a través de las paredes de la cavidad, cubiertas de cristales que, por su forma, asemejan espadas.

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