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DISTINTAS TEORÍAS SOBRE LA EXISTENCIA DE DIOS
En este mundo en que vivimos, y quizá también fuera de él, hay infinidad de religiones y cada una de ellas predica su particular doctrina como si fuese la única verdadera; es decir, todas están convencidas de que las demás son falsas.Prácticamente la totalidad de las tendencias religiosas adoran a un ser supremo y omnipotente al que consideran creador de todo lo que vemos y conocemos. Del mismo modo, en casi todas las doctrinas hay un premio o un castigo que recibiremos después de la muerte, en función de nuestro comportamiento durante la vida.Salvando ciertos matices y si analizamos debidamente la cuestión, podremos observar que no hay diferencias de fondo entre todas las religiones existentes.Según estas enseñanzas, es fundamental adorar y amar a ese ser supremo creador de todo, no hay que hacer daño a nadie y se deben seguir ciertas reglas que nunca difieren demasiado de las más ateas normas de convivencia.La religión, lógicamente, no discute la existencia de Dios ya que es la base de su razón de ser, pero nunca se ha preocupado de que sus fieles lleguen a tener un convencimiento razonado de tal existencia.Exactamente eso quiso probar Santo Tomás de Aquino (1225-1274) en su Suma Teológica, y más concretamente con las famosas "cinco vías": La existencia del Dios Creador.Santo Tomás, célebre religioso nacido en Nápoles y conocido fundamentalmente por sus trascendentales estudios teológicos, tomaba como punto de partida en cada una de sus vías, un hecho de la realidad mundana, y aplicando diferentes principios filosóficos llegaba a una conclusión clara de la existencia de Dios.Basándonos en alguna de esas teorías, que, por supuesto, son absolutamente lógicas, no hay duda de que cualquier movimiento que ahora mismo podamos ver, siempre habrá sido causado por otro, y este último por otro, y el otro por otro diferente... En fin, que todo movimiento que veamos nos hará comprender que ha sido ocasionado por una sucesión de movimientos anteriores. La cuestión es que nunca podríamos trasladarnos hacia atrás en esos movimientos sucesivos sin que llegásemos al que inició el primero de ellos, ya que lo contrario equivaldría a admitir que no hay principio, y si no hubiera principio tampoco habría continuación, y por lo tanto, no existiría nada.En la antigua filosofía griega no se hacían estos planteamientos porque era comúnmente aceptado el hecho de que el mundo era eterno, y por consiguiente no existían razones para buscar ese principio, pero Aristóteles (384-322 a.C.) trató de demostrar la existencia de Dios desde un punto de vista teleológico, es decir, considerando a Dios como fin último del universo y motor inmóvil que genera movimiento hacia sí por una especie de atracción de amor. Según Aristóteles, no podría explicarse la coordinación y armonía de los movimientos sin aceptar la existencia de Dios.Cuando los filósofos se refieren a Dios como motor inmóvil generador de movimientos, están dejando muy claro que no es posible que él pueda moverse ya que si también él se moviese habría que recurrir a otra causa que explicase ese movimiento, y si hubiera una causa por encima de Dios, esta última causa sería Dios y no la anterior.Otro de los pocos defensores del planteamiento teleológico fue Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), un jesuita francés cuyas teorías, entre científicas y religiosas, fueron condenadas por la Santa Sede ya que se desviaban notablemente de las enseñanzas de su iglesia.P. T. de Chardin no negaba absolutamente a Dios como principio del universo, pero creía más justificable que estuviese en el final, ya que los procesos evolutivos tienden a la perfección. En sus escritos decía que "el cosmos tiende a vitalizarse, la vida a hominizarse y el espíritu a liberarse de la materia".Chardin consideraba que el universo es una mezcla de materia y alma que evoluciona hacia el Dios-fin, y que el alma del hombre, dentro de ese proceso, surge a partir del sistema nervioso.Para este jesuita era mucho más lógico que Dios, como ser perfecto, estuviese en el fin de la evolución, después de un proceso de superior unificación, que no al principio de lo que ahora es aún una realidad imperfecta.Aunque Santo Tomás quiso demostrar la verdad de Dios buscándole en la causa primera, hay que apuntar que la última de sus vías pudiera tener cierto enfoque teleológico que, en cierto modo, parece acercarse a las teorías de Aristóteles y Chardin.Muchos más trataron de manifestar la existencia de Dios utilizando la reflexión racional, y entre ellos no hay que restar importancia a San Anselmo de Canterbury (1033-1109).San Anselmo fue un monje benedictino que nació en Aosta, al noroeste de Italia, y eligieron arzobispo de Canterbury (Inglaterra) cuando contaba unos sesenta años de edad. A él se debe lo que algunos llamaron, con mayor o menor fortuna, "argumento ontológico".Con este argumento quiso probar la existencia de Dios, aunque Santo Tomás siempre consideró incompleta su demostración.San Anselmo dijo que Dios era lo mayor que podía ser imaginado, pero si sólo existiese en el entendimiento no sería lo mayor, pues podría imaginarse como existente también en la realidad, y en este caso, eso sería superior. Es decir, que lo mayor que pueda ser imaginado tiene que existir tanto en el entendimiento como en la realidad; por lo tanto, si lo mayor que puede ser imaginado forzosamente ha de existir en la realidad; Dios existe.Uno de los principales defensores de este planteamiento fue René Descartes (1596-1650), prestigioso filósofo y matemático francés, eterna y aparentemente sumergido en un mar de dudas pero creador de frases tan contundentes como la famosísima "pienso, luego existo" y "la existencia de Dios es más cierta que el más cierto de todos los teoremas de la geometría".Independientemente de sus concordancias con San Anselmo, para Descartes hay dos sustancias, la de los seres pensantes y la del resto de los animales y cosas existentes. Las dos sustancias están absolutamente separadas entre sí, y dicha separación la provoca el hecho casual de que el hombre tiene alma. Curiosamente, este filósofo se atrevió a ubicar el alma en la glándula pineal o epífisis, que se halla situada en el centro del encéfalo. Es verdad que aún no se ha podido averiguar la función física de esta glándula, pero no es menos cierto que todavía estamos muy lejos de saberlo todo sobre el funcionamiento del cuerpo humano.Continuador, en cierto modo, del concepto de Descartes sobre la sustancia, fue el filósofo holandés Baruch Spinoza (1632-1677), que hizo derivar esos razonamientos en el panteísmo.Esta es una doctrina que funde a Dios con la materia como unidad absoluta del cosmos. De todos modos, pueden distinguirse diferentes tendencias en el panteísmo, y las más representativas son dos: el acosmismo, defendido fundamentalmente por Spinoza y Giordano Bruno (1548-1600); y el panteísmo ateísta, cuyos principales doctrinarios fueron Paul Henri d’Holbach (1723-1789) y Julien Offroy de Lamettrie (1709-1751).En el acosmismo existe una sola sustancia real que es Dios; el resto de las cosas son simples manifestaciones del propio Dios, instrumentos inmóviles que Dios mueve.El panteísmo ateísta viene a ser casi lo contrario, es decir, niega a Dios cualquier tipo de divinidad y lo relega a simple y material principio y fin de la naturaleza, aceptando como única realidad la materia y el movimiento.Entre los que más dudan están los agnósticos, que niegan a la razón humana la posibilidad de entender lo absoluto.Según el agnosticismo, hay una clara frontera que el entendimiento humano no puede traspasar, y por lo tanto no se acepta ningún tipo de demostración sobre la existencia de Dios, ya que tal demostración sería imposible para la razón.Sin duda, hay que reconocer que es realmente difícil entender algo para lo que no estamos capacitados; ¿Qué concepto puede tener un ciego de nacimiento sobre las diferencias entre el color rojo y el verde? ¿Cómo podemos entender algo que escape a nuestros sentidos?.El agnosticismo más representativo quizá sea el manifestado por Immanuel Kant (1724-1804), filósofo prusiano que creía que las cosas no se perciben como son realmente sino como somos capaces de percibirlas, es decir, podemos comprender lo que vemos pero tenemos que renunciar a conocer la verdadera realidad del fenómeno porque nuestra sensibilidad no está capacitada para percibirlo. Kant pensaba que había que prescindir de la metafísica.De todos modos, y aun siendo muchos los agnósticos, muchos más son quienes se han esforzado en demostrar la existencia de Dios por medio de la razón filosófica, tal fue el caso de Juan Escoto Eriúgena (810-877), gran filósofo cuya obra condenó la Iglesia porque su pensamiento se desviaba de lo que esa institución había decidido que era la verdad.Las ideas de Escoto sobre Dios se acercaban a posturas próximas al acosmismo panteísta, pero como diferenciaba a la "naturaleza creadora" (Dios), del resto de las cosas, bien pudiera haber sido definido como teólogo ya que, además de la naturaleza, también concebía a las Sagradas Escrituras como fuente de conocimiento de Dios, quedando así patente su influencia religiosa.La doctrina de Escoto, como ha quedado dicho, estaba basada en la naturaleza, y la jerarquizó del siguiente modo:1º.- La naturaleza creadora y no creada (Dios-principio).2º.- La naturaleza creada y creadora (las ideas).3º.- La naturaleza creada y no creadora (las cosas).4º.- La naturaleza no creadora y no creada (Dios-fin).Continuando con las distintas teorías sobre la existencia de Dios, voy a recordar a Avicena (980-1037).Este gran estudioso de muchas y diferentes ciencias, nacido en Persia, se distinguió principalmente por su calidad de médico y, sobre todo, por sus estudios filosóficos y teológicos.Avicena concibe a Dios como un ser eterno con la primera y más alta de todas las inteligencias. De esa inteligencia sublime van brotando más inteligencias, una tras otra, y cada una de ellas inferior a la anterior, que son las que hacen que el mundo exista tal como es y con todos sus detalles.Según Avicena, el mundo es una consecuencia de Dios.Otro filósofo y teólogo que se inquietó por el tema fue John Duns Scot (1266-1308), franciscano escocés conocido también por Juan Duns Escoto.Duns entiende la necesidad de que haya una causa primera que ha de ser incausada. Seguidamente pretende demostrar su existencia actual argumentando la imposibilidad de que no exista ahora ya que el hecho de ser incausable significa que ha existido siempre, y si ha existido siempre es porque es infinito y por lo tanto, al no tener fin, forzosamente ha de existir en la actualidad.Para Duns, Dios es la infinita perfección.Este religioso tuvo cierta inclinación por el modo de pensar de San Agustín.San Agustín (354-430), cuyo verdadero nombre fue Aurelio Agustín, nació en Numidia, actual Argelia, y su vida religiosa fue muy irregular en los primeros años de juventud.Perteneció a la doctrina de Manes (215-276), un teólogo babilónico que fundó el maniqueísmo, cuyas enseñanzas, básicamente, indicaban que el mundo estaba dividido en el Bien y el Mal. La base fundamental del maniqueo fue el dualismo; el antagonismo entre la Luz y las Tinieblas.A los treinta y tres años se bautizó y, curiosamente, cuatro años después fue sacerdote, y cinco más tarde le nombraron obispo de Hipona.Fortaleció la Iglesia y luchó incansablemente contra lo que consideraba herejías. Combatió de un modo especial al pelagianismo, que es una doctrina difundida por Pelagio (360-422), monje británico, en la que no se reconocía el pecado original ni el sentido cristiano del bautizo, así como tampoco se creía que el estado de gracia fuese fundamental para la salvación.San Agustín fue un magnífico estudioso del Humanismo y la Teología, y su gran prestigio ha influido notablemente en muchos teólogos de renombre. Incluso la Psicología y la Sociología se han visto afectadas por el pensamiento de San Agustín.Muy lejano en el tiempo pero no carente de importancia tenemos a Lao-Tse (615-X a.C.), filósofo chino fundador del taoísmo.Lao-Tse no busca a Dios como causa primera, ni siquiera lo reconoce con el concepto que se suele tener de su ser, pero para él, todo procede de lo que llama Tao, se realiza en Tao y vuelve a Tao.Esta palabra puede traducirse como "el camino", pero Lao-Tse la define como lo absoluto, la total existencia y la bondad del hombre. El Tao es la absoluta perfección y la total quietud en la que el hombre ha de introducirse para conseguir la plenitud de su espíritu.Lao-Tse expone su doctrina en el libro "Tao-te Ching" (Libro del camino recto) que más tarde influyó en el budismo.Como puede comprobarse, todas las teorías y demostraciones de la existencia o no existencia de Dios poseen ciertas dosis de lógica, pero es evidente que hay diferencias, a veces muy sustanciales, entre los distintos pensadores que han profundizado en el tema.Muchas personas han tratado de buscar a Dios por medio de la razón, y posiblemente algunas crean haberlo encontrado pero estoy seguro de que quien prescinda de la fe para hallar a Dios, tropezará con grandes dificultades.Los que, con la ayuda inestimable de la fe, creen en la existencia de Dios le conceden, entre otros, los siguientes atributos que definen su esencia:La "Simplicidad", que considera a Dios como un ser sin ningún tipo de composición, ni física ni metafísica, por lo que es absolutamente puro, simple e indivisible.La "Bondad", que parece quedar demostrada por el hecho mismo de la creación.La "Unicidad", es decir, la evidencia de que Dios es único ya que si hubiera dos se distinguirían en algo y en esa diferencia estaría la imperfección, por consiguiente, si Dios es perfecto, sólo puede haber uno.La "Inmutabilidad", o sea, Dios no cambia porque es perfecto, ya que si lo perfecto cambiase pasaría a ser imperfecto. Del mismo modo, si el Ser puro cambiara, sólo podría cambiar a "no ser", porque es puro, y en este caso no existiría.La "Eternidad", esto es, al ser Dios inmutable no cambia ni se mueve, y por lo tanto no puede ser afectado por el tiempo. Dios no es pasado ni futuro, Dios vive un absoluto presente.La "Omnipresencia", ya que Dios lo ocupa todo porque es ilimitado y no puede medirse. Es purísimo, y del mismo modo que no le afecta el tiempo, tampoco le puede afectar el espacio.Evidentemente hay muchas hipótesis que pretenden llegar a la realidad de lo que puede ser Dios, e incluso, desde las diferentes doctrinas, se llegan a hacer afirmaciones que, según mi opinión, no pasan de ser simples conjeturas.Y yo me pregunto. Si Dios existe, ¿Qué relación tiene con la gran variedad de religiones? ¿Y con las Sagradas Escrituras y Libros de los distintos credos?.La verdad es que no soy capaz de encontrar conexión alguna entre las religiones y Dios.
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