La primera civilización se presentó hace 78.000 años en un continente gigante conocido como Mu o Lemuria, y duró por 52.000 asombrosos años. Se dice que fue destruido por los terremotos generados por un cambio del poste que ocurrió aproximadamente 24.000 A.C. Había una lengua y un gobierno. La educación era la clave del éxito del imperio, y cada ciudadano era versado en las leyes del universo y fue dado el entrenamiento cuidadoso en una profesión o un comercio, la prosperidad resultó magnífica. A partir de los 21 años, sus habitantes eran instruidos en la escuela de la ciudadanía, este período de entrenamiento duraba siete años; la edad más temprana en la que una persona podría ser un ciudadano del imperio era a los 28 años. Muchos creen que la isla de Pascua era parte de Lemuria. Sus centenares de estatuas de piedra colosales y de la lengua escrita señalan a una cultura avanzada, con todo apareció en el punto más alejado del mundo. Las leyendas de la isla de Pascua dicen que se hundió debajo de las ondas mientras que la gente huyó. Sus descendientes serian los habitantes de la Actual India.
Según Platón Hubo un tiempo, antes de la mas grande destrucción por las aguas, que existió una isla llamada Atlantis. La isla era muy rica y se beneficiaba de importantes recursos, tanto agrícolas como mineros. Los sabios que la gobernaban hacían reinar la más perfecta felicidad, distribuyendo metódicamente el trabajo. Los numerosos canales que la circundan convergen hacia la ciudad de forma circular. En el corazón de esta se levanta el palacio real, antigua residencia del dios del mar. Anillos concéntricos de tierra y de mar, unidos por túneles y puentes, componen esta acrópolis. Abriga templos, palacios y edificios públicos, así como campos de deporte. El mas fabuloso de los templos es el de Poseidón; sus fachadas están cubiertas de plata y sus techos enchapados en oro. En el interior las bóvedas son de marfil cincelado con incrustaciones en oro, plata y auricarco.
Desde los tiempos de Buda, Shambala ha sido un mito, un símbolo de la más elevada espiritualidad que un alma pueda llegar a alcanzar. Es un lugar escondido tras las nubes que rodean los picos mas altos e inalcanzables del Himalaya, cuyo valor es tal, que vale la pena dedicar la vida entera a su búsqueda, aunque solo sea a cambio de verla fugazmente. La historia narra que, un día, un explorador estaba paseando por la base de la montaña y se sintió atraído hacia ella por el tranquilo eco de los monos tibetanos, que gritaban con reverencia en algún lugar cercano. El hombre siguió el sonido y se encontró ante una pequeña entrada en un precipicio escarpado. La cruzo y quedo boquiabierto ante el increíble mundo que se le presentaba: un valle verde, infinito y calido, lleno de templos y pequeñas ciudades que brillaban como diamantes sobre las praderas de campos cultivados que las rodeaban. Las gentes que lo habitaban corrieron a darle la bienvenida y a invitarle a quedarse entre ellos, pero el explorador insistió en ir a buscar a sus amigos para compartir con ellos tanta belleza. Fue advertido de que, si abandonaba el lugar, nunca mas volvería a encontrar la entrada. El explorador se marcho dejando como señal un chaleco colgado en las bisagras de la entrada. Cuando regreso con sus compañeros encontró su chaleco colgando de una roca irregular insertada en una sólida pared de granito.
En el Tíbet se conserva el mito ario que habla de un reino oculto, pero principalmente subterráneo, conocido como Agartha. Se trata de un pueblo superior (los Vril-ya) que emerge del reino subterráneo, en el cual se había exiliado tras un cataclismo en la superficie exterior de la tierra, y que dispone de una energía cósmica denominada vril. Se considera a los habitantes de ese mundo subterráneo como descendientes de los arios originales. Según esta tradición viva en Tíbet, este pueblo vive en el interior de la tierra y es superior en todos los niveles, tanto en el desarrollo personal como en el desarrollo y los logros materiales, a los hombres de la superficie de la tierra. Además, se identifica con propósitos benéficos y estaría regido por el “Rey del mundo”, siendo depositario de legendarias civilizaciones desaparecidas, como Lemuria y la Atlántida. René Guenón, en su libro”El rey del mundo”, examinó las diversas tradiciones religiosas que confirman esta idea, según la cual las culturas posteriores se nutren de un origen ario. Por otra parte, para algunos ocultistas, la esvástica es el gran símbolo del reino subterráneo, que sería recogido por las tradiciones iniciáticas orientales y occidentales; sobre todo, por el budismo, el hermetismo cristiano, los templarios y la antigua masonería.
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